La Cofradía de la Vera Cruz en 1703 realizaba el jueves santo, la procesión del Cristo de la Expiración conocida por “Procesión de la Sangre”. Muchos años después al cambiarse la denominación de la Cofradía por la del Cristo de la Expiración, empezó a celebrar sus fiestas el 14 de septiembre procesionando ese día.

La imagen del Cristo se refugió en Jerez de los Caballeros en 1703, ante la inminencia de las hostilidades con Portugal, al mismo tiempo se llevaron las campanas de la Ermita que debido al bronce eran codiciadas por los ejércitos.

En 1.721 D. José Larrea y su esposa D. ª Leonarda Canseco ( hija del Capitán de la Orden de Calatrava D. Antonio Canseco) donaron el terreno y los costes de edificación de dicha Ermita.

La obra se culminó en 1.726 de la mano del maestro de Hornachos Manuel de Castro.

La Ermita de una sola nave, tiene una bóveda de cañón, que culmina en el presbiterio, en otra de media naranja, rematada con linterna. Este presbiterio tiene un acceso de gradas de mármol y esta resguardado por una verja de hierro. En él encontramos el altar mayor, el cual ostenta un retablo de mampostería con seis grandes columnas corintias que separan la calle central de las laterales. En los paramentos laterales, aparecen unos arcos sostenidos por columnas de orden dórico.

La portada de la ermita es de piedra y resalta sobre el fondo blanco de la fachada, la misma se cataloga de estilo neoclásico y en ella encontramos el escudo de armas de la familia Canseco donantes de dicha ermita. La portada se corona con una sencilla pero bonita espadaña. La parte inferior del retablo mayor, acoge al “Cristo de la Expiración “ imagen que cuenta con una fervorosa veneración entre los parroquianos de la localidad. Se trata de una talla de la escuela barroca del taller de D. Pedro Roldán. Data del siglo XVII y al igual que la ermita fue donada por la familia Canseco. En su interior también hallamos a la “Virgen de Nuestra Señora de la Soledad” encargada por el Obispo de Badajoz, en su visita a la localidad en 1731 y realizada por un imaginero pacense. A pesar de tener un valor artístico menor, la talla es de una belleza admirable y cuenta con una grandísima devoción.

El Señor Amarrado a la Columna fue adquirida en 1718, pertenece al imaginero sevillano Montes de Oca. Concebida originalmente como un Jesús Nazareno con la Cruz a Cuestas, fue sustituido en 1945 por la talla actual de menor valor.

La imagen del “Amarrao” aún presenta las articulaciones de los codos y en la parte delantera el orificio del tornillo de la cruz. La postura corresponde a un Nazareno caminando, dejando atrás el pie derecho, sus manos presentan la tradicional unión de los dedos anular y corazón.

También se pueden admirar otras tallas menores de San Cristóbal y San Antonio de Padua.

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